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El deseo de esta pareja es ser felices hasta la muerte

Este par de enamorados viven su historia de amor con pasión e intensidad y solo esperan tener la oportunidad pasar un día y una noche más.

El deseo de esta pareja es ser felices hasta la muerteEl deseo de esta pareja es ser felices hasta la muerte

Una vez más la realidad supera a la ficción. Así como los adolescentes de la película Bajo la misma estrella se enamoraron, también lo hicieron los estadounidenses Katie y Dalton Prager. La diferencia es que, mientras que en la ficción los jóvenes padecían cáncer, en la pareja de la vida real la enfermedad que los une es la fibrosis quística.

El amor entre Katie y Dalton comenzó cuando ambos tenían 18 años. “Si alguna vez necesitas un amigo para hablar, puedes ponerte en contacto conmigo”. Éste fue el primer contacto. Ni siquiera se conocían y fue a través de Facebook. Katie leyó que Dalton estaba muy enfermo y se animó a escribirle. Quién mejor que una persona que atravesaba la misma lucha para entenderlo y acompañarlo.

El mensaje fue respondido y así comenzaron a hablar y enamorarse a través de la red social. Pasado un tiempo, quisieron conocerse, como lo haría cualquier pareja enamorada. Pero, esta vez, el riesgo era muy alto.


Dalton tenía Burkholderia cepacia, una peligrosa y contagiosa infección que sufren personas con fibrosis quística. Los médicos le habían advertido a ella que no se juntara con otro paciente con fibrosis porque podría contraer la bacteria.

Sin embargo, el amor fue más fuerte. Katie quería conocer a Dalton y le pidió que la vaya a visitar. “Le dije a Dalton que prefería ser feliz, muy, muy feliz, por cinco años de mi vida y morir antes que ser mediocremente feliz y vivir por 20 años”, cuenta. “Definitivamente, fue algo que tuve que pensar, pero cuando tenés esos sentimientos, simplemente lo sabés”.

Después de dos años, con 20 años cada uno, se casaron. El corazón lo agradecía, pero el resto del cuerpo lo padecía. Tal como habían advertido los médicos, ella contrajo Burkholderia cepacia y tanto Katie como Dalton tuvieron que esperar un trasplante en el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh.

Hoy con 26 años, Katie asegura no arrepentirse de haber decidido conocer a Dalton personalmente. “No miro atrás porque realmente no puedo cambiar el pasado. Pasé este tiempo con Dalton por lo que bien podría seguir viendo hacia adelante”, dijo.

Así como la pareja nunca dejó de luchar por su vida, tampoco dejó de soñar. Entre sus planes después de ser trasplantados, estaba la idea de viajar juntos a cada Estado del país y escribir un libro sobre su historia de amor.

Pero la semana pasada, Katie fue puesta bajo cuidados paliativos en su casa. El trasplante no funcionó y sus doctores dicen que ya no hay nada que puedan hacer. “Mi cuerpo está tan cansado”, dice Katie, quien ha pasado el último año y medio entrando y saliendo del hospital.

En una sala de otro hospital, su esposo tuvo un brote de linfoma, como resultado de su trasplante, y desde entonces se está tratando mientras pelea contra una neumonía y un virus.

Katie ahora sueña con que Dalton pueda ser trasladado al Centro Médico de la Universidad de Kentucky para estar más cerca de ella. “Si tan solo podemos pasar un día y una noche juntos, estaremos felices con eso”, afirma esperanzada.

Tomado de TN.COM.AR

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Uriel Ardila

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