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Empleo o compañerismo, ese es el dilema de la nueva película de Marion Cotillard

Dos días, una noche, un drama laboral que retrata la crisis europea, es una exitosa cinta sobre el despiadado mundo industrial.

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El argumento es brillante y agudo, casi hiriente, como un estilete de plata: ¿estaría dispuesto a renunciar a una bonificación de mil euros a cambio de que no despidan a una compañera de trabajo?

Y el contexto lo hace aún más dramático: es una trabajadora que lleva varios meses incapacitada por depresión y su ausencia ha sido cubierta por los otros empleados, con resultados satisfactorios, en medio de la crisis que hace más necesario el bono. ¿Usted qué haría?

Esta última ha sido la pregunta que más han recibido los cineastas belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne, hermanos y codirectores, cuando han exhibido su película Dos días, una noche por toda Europa, Estados Unidos y Oceanía. Los Dardenne, dos veces ganadores de la Palma de Oro en Cannes por Rosetta (1999) y El niño (2005), tomaron el pulso exacto de la crisis económica europea y formularon su certero acertijo.

El argumento es apenas la entrada a una película oportuna y universal. A partir de una anécdota laboral, retrata la cruel situación de los despidos, la crisis económica y la incertidumbre en el trabajo. Pero, a la vez, destapa lo mejor y lo peor de los sentimientos humanos: la solidaridad, la envidia, la compasión, la ambición.


Y la historia se apoya también en la convincente actuación de Marion Cotillard (que ganó el Óscar por La vida en rosa, en el 2008), quien hace el papel de Sandra, la mujer al borde del despido. Luego de que la mayoría de sus compañeros votó por recibir el bono, Sandra convence al dueño de la empresa de hacer otra votación, en la mañana del lunes, sin la presión del jefe de planta, que quiere sacarla.

Ella tiene solo un fin de semana (dos días y una noche) para persuadir a sus 16 compañeros de cambiar la decisión. “Para poner la máxima tensión posible, era necesario que la acción se desarrollara en un tiempo muy corto. La búsqueda de Sandra, puerta a puerta, durante esas 48 horas es un retrato de la sociedad actual, sin juicios morales, sin buenos ni malos, repasando los problemas de pareja, de salud y hasta los de la población migrante.

La situación del despido está basada en una situación real que hemos visto –sostiene Dardenne–. A partir de esa historia, hemos querido dar un testimonio de nuestra época, expresado en una película. En la vida real, esta persona ha sido despedida, pero quisimos llevarla al cine para sondear hasta qué punto la solidaridad de sus compañeros se pone a prueba”.

Tomado de ElTiempo

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