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No permitas que el celular domine tu vida

¿Cuán a menudo chequeas tu teléfono cuando estás ocupado en otras cosas? Apréndete estas reglas de memoria y deja de ser un adicto al teléfono.

No permitas que el celular domine tu vidaNo permitas que el celular domine tu vida

Los investigadores de la relación entre humanos y computadoras llaman a estos pequeños controles de los aparatos personales “microinteracciones”, que incluyen las rápidas revisiones del email, redes sociales, apps, y que a menudo no duran más de unos segundos.

He aquí, entonces, siete reglas para un uso más inteligente de los teléfonos, diseñado para evitar que la tecnología nos robe experiencias.

1. Converse ahora, mande textos después

O tuitee después. O mande un email. La lista continúa.


La idea es simple: por cortesía de las pantallas mágicas que cargamos en nuestros bolsillos o carteras, podemos hacer casi cualquier cosa en línea, en cualquier momento, a cualquier hora.

2. Tómese un día libre de teléfono

Hay un aspecto molesto en este desafío: ¿no deberíamos simplemente aprender a controlarnos?

Cada dispositivo tiene un botón para apagarlo. Sin embargo, somos peculiarmente renuentes a utilizarlo.

Esa tendencia tiene hasta su propia sigla: FOMO (traducido a español sería MAPA, pues viene de “miedo a perderse algo”) y es la versión moderna de un temor que tradicionalmente ha acompañado al humano social, el miedo a ser excluido.

Disfrute de lo que lo rodea… no se pierda la vida por hablar por teléfono.

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3. Evite ser un “buscatodo”

En otras palabras, renuncie a los mapas, buscadores y los sitios web de recomendaciones de tanto y tanto, y entréguese a la casualidad, a lo inesperado.

Si tiene que utilizar su teléfono para explorar su entorno, utilice una de las varias aplicaciones que animan a hacer descubrimientos fortuitos. Conecte su destino a la aplicación “Serendipitor”, por ejemplo, que le dará instrucciones para que vaya vagando en vez de corriendo por el lugar, o incluso sugerencias como “siga al auto de adelante”.

4. ¡Ni los codos ni los teléfonos sobre la mesa!

Hablemos del “phubbing”: desairar a otras personas haciendo caso omiso de ellas, por prestarle toda la atención a su teléfono móvil.

La palabra ha capturado la atención del mundo gracias al deseo creciente de contrarrestar las consecuencias sociales de la indiscriminada inmersión tecnológica.

En ninguna parte la descortesía del phubbing es más marcada que en la mesa, donde probablemente nació la idea de los buenos modales. Si hay una diferencia entre el comer y simplemente ingerir calorías es el placer y gratitud de compartirlo con otros.

Estudios recientes indican que el sólo dejar el teléfono a la vista durante una cena genera fuertes sentimientos negativos en quienes le rodean. Así que es quizás más beneficioso de lo que piensa dejar a la tecnología de lado.

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5. Mire antes de disparar

A veces vale la pena vivir la experiencia antes de documentarla.

Hasta a los músicos les frustra esa costumbre: en abril, la banda Yeah Yeah Yeah puso un letrero pidiéndole a los aficionados que guardaran sus teléfonos durante su actuación.

Como la cineasta Sofia Coppola dijo a principios de este año, se llega a sentir como si “vivir no contara a menos de que quede documentando”.

6. Pruebe antes de cargar

A veces, las tecnologías digitales nos tratan como algo menos que humanos: como apenas unos globos oculares mirando la pantalla y unos dedos tecleando botones. Pero seguimos siendo seres de carne y hueso. Existimos en lugares y momentos determinados, y sólo podemos aprovecharlos si le damos plena expresión a toda la gama de nuestros sentidos.

Antes de compartir una imagen en Instagram, asegúrese de hacer una pausa, degustar, respirar el aire profundamente, fijar el presente tan plenamente como se lo permita su presencia física, y sólo entonces, cargue la representación en dos dimensiones que más le guste de esa experiencia.

7. Deje dormir al teléfono

A menudo, el celular está fuera de lugar.

Con la cabeza sobre la almohada, es tentador para mirar el teléfono por última vez. Sin embargo, prepararse para que su sueño sea interrumpido.

¿Por qué? Las pantallas de los dispositivos electrónicos emiten luz azul, que su cerebro asocia con la luz del día. La exposición hace estragos con el reloj de su cuerpo, mientras que la estimulación –”sólo un vínculo, tuit, email o texto más”- hace lo mismo con su ya sobrecargada capacidad de atención.

Olvídese además de las delicias de la ensoñación y de la cola de libertad que acompaña el dejar vagar su mente.

Y eso sin hablar de las opciones más íntimas de su tiempo en el dormitorio. Para el autor DH Lawrence, una de las peores tendencias de la modernidad fue poner “el sexo en la cabeza en lugar de abajo, donde pertenece”, algo que seguramente es doblemente válido hoy en día.

Por último…

Un código de conducta no puede resolver todos los problemas. Pero puede ayudarnos a romper con los hábitos de medio reconocidos y a recordar que los momentos bien vividos son muy diferentes a sencillamente llenar los días.

Como dice el autor británico Tim Harford, “los teléfonos inteligentes son adictivos, así que piense primero qué adicciones quiere tener”.

Nota relacionada: Madonna es vetada en salas de cine por abusar del celular, aquí.

Fuente: Informe 21 

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Sobre el autor

Uriel Ardila

Redactor Vibra.

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