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Esteticohólicos, los amantes de las cirugías

La necesidad del ser humano por mantenerse bello, hace que cada día busquemos la manera de ser perfectos, al menos físicamente, y es una obsesión que al menos para los que pueden lo arreglan con una o más cirugías.

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La adicción por conservar una imagen impecable y bella ha llevado a más de 40.000 menores españoles al quirófano en solo un año.

¿Impulso consumista?, ¿deseo de ser distintos?, ¿temor a envejecer?, las causas de esta adicción a la cosmética no están claras, pero sí sus consecuencias.

¿Por qué se dan estos casos?

Según la Organización Mundial de la Salud, una adicción es una enfermedad física y psicoemocional. Esta se define como una dependencia hacia una sustancia, actividad o relación (codependencia).


Existe la posibilidad de que una persona se haga adicta a las cirugías estéticas y otros procedimientos cosméticos no quirúrgicos, en el mismo grado que alguien puede ser dependiente de la comida, del alcohol o del juego. A veces, se trata de un cuadro psiquiátrico denominado dismorfofóbia.

Si una persona está satisfecha después de realizarse una o dos cirugías, es normal. Hay mucha gente que tiene imágenes pobres de sí mismas o falta de autoestima. Sin embargo, se convierte en una adicción si se dispone a los procedimientos de la cirugía plástica una y otra vez, a menudo hasta el punto de verse peor en lugar de mejorar. Y una vez dentro de esta dinámica es muy difícil parar la rueda, siempre se quiere un arreglo más. Hablamos de ESTETICOHÓLICOS: adictos a la cirugía.

cirugiaplastica

La gran cantidad de tratamientos de belleza y cirugía estética que ayudan a mejorar el aspecto físico crea un tipo de adicción entre principalmente las mujeres (y algunos hombres, pero en mucha menos proporción) creando una dependencia total a los cambios estéticos. Los tratamientos de belleza a los que suelen recurrir estas mujeres no son dañinos para la salud si se aplican por separado. Lo que ocurre, es que al ser adictas, “se lo hacen todo” y buscarán cualquier medio para satisfacer sus necesidades, incluso poniendo en riesgo su vida y salud a cambio de calmar su ansiedad por la belleza.

Podemos hablar del síndrome de la mujer ‘fashion’, que afecta a un tipo de mujer adicta a todo tipo de cambio (uso de Botox, rellenos, tratamientos de ‘peeling’, etcétera…), que acaban teniendo la piel politraumatizada. El uso indiscriminado se ha llegado a comparar con la dependencia a los estupefacientes. Porque para muchas mujeres se ha convertido en una droga para sus caras y siempre quieren más, hasta dejarse unos rostros irreconocibles e inmóviles, que empeoran con cada sesión con un resultado de rostros que provocan más miedo que atracción.

Sociólogos, psicólogos y cirujanos están de acuerdo en que la obsesión por no envejecer se está convirtiendo en algo patológico en muchas personas y es una tendencia que afecta a todo el planeta.

Tomado de Médico Psiquiatra

Sobre el autor

Uriel Ardila

Redactor Vibra.

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