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Lo malo de la sobreprotección infantil

La sobreprotección infantil claramente puede crear niños narcisistas y flojos, faltos de creatividad y con una tendencia a la falta de modales, ¿lo has notado?

La hiperpaternidad ve a los hijos como seres intocables, a los que hay que defender a toda costa y solucionarles todos sus problemas. Este nuevo modelo de crianza se está llevando por delante su autonomía y capacidad de frustración, además de generar niños y niñas con más miedos que nunca.

Lo malo de la sobreprotección infantilLo malo de la sobreprotección infantil

Los hijos lo son todo, todo y todo

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En el siglo XXI, las familias han evolucionado de modo que los hijos se han convertido en el centro de las mismas, con unos padres dispuestos a «darles todo» para conseguir esa prole perfecta que la sociedad parece demandar.

El modelo de crianza ha cambiado radicalmente: si antes a los niños se les dejaba más a su aire y se les hacía más bien poco caso (e incluso, si se ponían pesaditos, en ocasiones se optaba por ignorarlos, “como si fueran muebles”), hoy se opta por prestarles el máximo de atención posible, llegando, incluso, a la veneración. Así, en un par de generaciones hemos pasado del modelo «mueble» al modelo «altar».


Padres que orbitan alrededor de sus niños

Los “hiperpadres” orbitan alrededor de los niños y niñas, ejerciendo una crianza basada en estar siempre encima de él, anticipándose a sus deseos y resolviéndoles todos sus problemas.

La hiperpaternidad es un cóctel con ingredientes como la estimulación precoz, las agendas repletas de actividades, la tolerancia cero a la frustración y los enfrentamientos con quien ose cuestionar las maravillas de la prole.

La hiperpaternidad es un tipo de crianza originado en Estados Unidos, que se ha importado con éxito a Europa, donde los niños y sus logros también se han convertido en un nuevo símbolo de estatus entre las clases medias y altas.

Debido a esta presión social y a la inacabable oferta en actividades extraescolares, la infancia se está convirtiendo en una especie de training-camp. Un “entrenamiento” que implica un constante ir y venir y agendas sin huecos para la actividad más fundamental en la infancia: JUGAR.

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Falta tiempo para jugar

Aunque ejercida con la mejor intención del mundo, la hiperpaternidad se está llevando por delante aspectos tan vitales en el desarrollo infantil como son la adquisición de autonomía, la capacidad de esfuerzo y el tiempo para jugar.

También provoca familias estresadas, en especial, las madres, que son las que coordinan las múltiples actividades. Sin olvidar otro aspecto importante: tanta sobreprotección está provocando una generación de niños y niñas con más miedos que nunca.

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Consecuencias de sobreproteger a los niños

Las prisas, el deseo de que los niños disfruten de su infancia, el afán de perfeccionismo… llevan a los padres a anticiparse en la satisfacción de las necesidades de sus hijos y a evitarles cualquier contratiempo. El niño necesita sentirse querido y cuidado por sus padres para tener un buen desarrollo emocional. Sin embargo, si se le protege en exceso, se le puede perjudicar más que beneficiar.

No se puede mantener al niño permanentemente en un invernadero, convirtiéndolo en el centro de todas las atenciones y ocultándole de todos los peligros. Los padres tienen que dejarle evolucionar para no entorpecer su desarrollo.

Si en lugar de apoyar al niño, sugerirle y guiarle para que aprenda por sí mismo, le imponemos, vigilamos y le damos todo solucionado, lejos de ayudarle a crecer, el niño tendrá un escaso desarrollo de sus habilidades (vestirse, comer…) y adoptará una postura de pasividad y comodidad, ya que interiorizará que sus padres, de los que tendrá una gran dependencia, siempre están dispuestos a ayudarlo. Su autoestima será baja y tendrá poca seguridad en sí mismo, creyéndose incapaz de resolver sus dificultades. Le costará mucho tolerar frustraciones, posponer las gratificaciones y no sabrá valorar lo que tiene.

Rehuirá los problemas en vez de tratar de enfrentarse a ellos y no sabrá cargar con las consecuencias de sus propios actos… En resumen, será una persona inmadura y débil que podrá dejarse llevar con más facilidad por las malas amistades o por el ambiente que le rodea.

Tomado de Con Mis Hijos y Ser Padres

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Sobre el autor

Uriel Ardila

Redactor Vibra.

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